I
todo el tiempo
resaca
sólo de a ratos
vomito dolor
entonces
de los otros
migajas,
ternura huesito pelado
no hay alivio
me sobro yo
en estos días
sin gloria
De TRANSPLANTE
VI
La lluvia
borró los
pasos que me
encuentran
no soy la que veo
bailar a través de la ventana
¿quién soy
si no soy la que fui?
una karinidad debería nombrarme
III
las palabras son tan atropelladas
que en su carrera por existir
se caen del papel
antes de ser escritas
(y así desaparecen ideas, recuerdos, personas)
CUENTOS:
La nena
Las
cosas que se caían y hacían ruido, las botas que pisaban fuerte arriba de mi
cabeza y las voces gruesas. Papi me había dicho mil veces que no hiciera ni un
ruidito, que cuando llegaran me escondiera en el sótano que él me iba a venir a
buscar cuando se fueran. Pero no quería escuchar y canté en voz bajita, ni yo
me escuchaba de tan bajito, “estaba la paloma blanca, sentada en un verde
limón”, los gritos de mamá y papi que se quejaba mucho, seguro le dolía algo.
Quería salir, pero le hice caso a papi,
total cuando se fueran él me prometió que me vendría a buscar y seguí cantando
en voz bien bajita, ahora la muñeca vestida de azul y los gritos y la farolera
que tropezó y papito que cada vez le dolía más y la marinerita y las voces
gruesas y un auto que se fue rápido rápido y nada más.
Un
silencio como un globo grande, finito, tirante, un silencio enorme que no se
terminaba. Me quedé esperando, total papito me había prometido que cuando se
fueran me iba a venir a buscar.
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